miércoles, 30 de septiembre de 2009

TSUNAMI

Muchas veces asociamos los llamados “Desastres Naturales” con fenómenos físicos espectaculares o con los inmensos daños que ocasionaron. Una definición más completa y exacta remite a la ocurrencia de un fenómeno físico-natural de gran intensidad, que afecta repentinamente a la sociedad, alterando su vida cotidiana, muchas veces de forma drástica.
El nivel de vulnerabilidad a estos desastres es muy diferente si consideramos los siguientes aspectos: localización espacial, desarrollo económico, características socio-demográficas, políticas públicas, nivel de tecnificación, cultura y educación, modificación del ambiente.
Particularmente hablando de los movimientos sísmicos podemos afirmar que son temblores provenientes del interior de nuestro planeta, producto de la tectónica de placas, que se manifiestan en la superficie con diferentes intensidades. En consecuencia, los daños que puedan causar también pueden ser diferentes. Ahora bien, cuando el movimiento sísmico se produce sobre la superficie continental recibe el nombre de “terremoto”, pero cuando se produce en el fondo de las masas oceánicas es reconocido como “maremoto”.
Los Tsunamis u olas de gran altura, según su significado en la lengua original (japonés), son una consecuencia directa de los maremotos. Y se convierten en verdaderos desastres cuando, al llegar a la costa, arrasan con todo lo que encuentran a su paso (edificaciones, medios de transporte, seres humanos).
En mar abierto esas olas pueden llegar a desplazarse a unos 700 kilómetros por hora pero, a medida que se acercan a las costas, pierden velocidad y pueden alcanzar una altura aproximada a los 30 metros.
La región afectada por el último gran tsunami corresponde al área conocida mundialmente como “Cinturón de Fuego del Pacífico”. Es un sector con gran actividad tectónica (sísmica y volcánica) y muy vulnerable a este tipo de desastres.
Leer y observar las imágenes aportada por el artículo del Diario La Nación, publicado el miércoles 30 de septiembre de 2009. Sitio: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1180671


El Cinturón de Fuego ubicado en el océano Pacífico
abarca prácticamente todas costas de Chile, Perú, Ecuador, Colombia, todos los países centroamericanos que miran al Pacífico (Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala) México, Estados Unidos, Canadá. Luego, continúa su camino por las islas Aleutianas y se desplaza hacia las costas e islas de Rusia, Japón, China, Taiwán, Filipinas, Indonesia y Nueva Zelanda, incluyendo algunas islas oceánicas de la Melanesia, Micronesia y Polinesia.
La causa de tanta actividad interna tiene relación con las diferentes placas oceánicas de la región que están en constante fricción y producen acumulación de energía. En un momento dado esa tensión se libera y origina los movimientos sísmicos que afectan a los países mencionados anteriormente. También concentra una actividad volcánica
constante que ha generado, a lo largo de la historia, la aparición de numerosos conos volcánicos en medio del océano, además de los existentes sobre los continentes.
Para ampliar más, los invito a leer el artículo periodístico publicado por el Diario La Nación el viernes 2 de octubre de 2009 en relación a los movimientos sísmicos y al Cinturón de Fuego del Pacífico.