
El relieve puede ser afectado tanto por procesos internos a nuestro planeta como por procesos externos.
La estructura central de las placas está constituida por macizos o escudos que se desprendieron del primer único continente Pangea. Un macizo está constituido por rocas cristalinas de gran dureza y muy antiguas, de origen precámbrico. Las mismas se encuentran en nuestros tiempos muy desgastadas o erosionadas por agentes externos (vientos, precipitaciones, glaciaciones) y presentan formas amesetadas (planicie extensa y alta con respecto al nivel del mar), como el Escudo de Brasilia, el de Guayania y el Patagónico; o se pueden presentar como peniplanicies (llanuras bajas con ondulaciones muy suaves), como es el caso del Escudo Canádico.
En aquellos lugares ubicados entre los escudos (Canádico, Guayania, Brasilia) y las grandes cadenas montañosas (Apalaches, Rocosas, Andes) se han formado profundas depresiones en las que la acumulación de sedimentos, a lo largo de millones de años, ha dado lugar a extensas llanuras fluviales como las del Mississippi-Missouri (Llanos Centrales), del Amazonas (Amazónica) y del Plata (Chaco-pampeana).